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Llegan los resultados de las notas y tendremos buenas y malas noticias, aunque  no nos deberían pillar de sorpresa.

Cuándo recibimos las notas finales de nuestros hijos sentimos varias emociones, si consideramos que son buenos resultados sentimos alegría y satisfacción. Si consideramos que son malos resultados, sentimos ira y enfado que desembocan en una agresión, verbal, no verbal o incluso en las peores ocasiones física…

Pero, pensándolo un poco más despacio, deberíamos tener en cuenta que los resultados escolares no son solamente el resultado de unos exámenes de contenido impuestos por un sistema educativo, son el resultado la interacción entre alumnos y profesores y familias.

Para poder aprender, los escolares, a parte de memorizar un contenido, necesitan aprender una serie de  habilidades que padres, profesores y otros profesionales de la Educación, tenemos la responsabilidad de enseñarles: gestión emocional, toma de decisiones, hábitos de estudio, motivación…

Cuando las notas son malas, no hay culpables, hay responsables, y cada uno tiene una parte de responsabilidad: los estudiantes tienen que esforzarse, los profesores tienen que transmitir adecuadamente el contenido y motivarles, los padres tienen que educar en valores adecuados y ayudarles a adquirir unos hábitos de conducta y de estudio.

Si un niño o adolescente no se esfuerza y no ha trabajado lo suficiente , tenemos que saber por qué. Puede ser debido a sus capacidades intelectuales previas: razonamiento, atención, comprensión.. Puede ser por que no es capaz de realizar la tarea de estudio, no sabe como hacer el esfuerzo para estar concentrado estudiando. Puede ser por falta de motivación, de hábito, de desconocimiento de técnicas de estudio….

Estas habilidades se pueden entrenar, podemos ayudarle y motivarle para que lo consiga mediante una educación asertiva. Para que niños y adolescentes cambien y aprendan buenos hábitos de estudio, tenemos que empezar por cambiar los adultos.

estudioEducar de una forma asertiva significa respetar los derechos de los hijos y los nuestros, transmitirles sus responsabilidades, establecer limites, reforzar sus esfuerzo y enseñarles a tomar decisiones en base a distintas alternativas y consecuencias, en definitiva enseñarles a ser cada vez más autónomos y seguros de si mismos.

Por estas razones y alguna más, es imprescindible la implicación de las familias y los profesores cuando los niños y adolescentes acuden a Centros especializados en Psicología infantil y adolescente.

Enseñamos qué y cómo podemos conseguir que todos seamos responsables de unos buenos resultados.

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